Claudio de León / Transcripción

Transcripción del episodio: Claudio de León: “Papá me dijo que aquí había dinosaurios. Le respondí: vamos a encontrarlos y publicarlos”

TEMPORADA 2 / EPISODIO 8

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Papá me dijo que aquí había dinosaurios. Respondí: ‘Vamos a encontrarlos y publicarlos’

Claudio Arturo de León es maestro en ciencias, y desde hace 4 décadas dedica sus días a la paleontología del noreste de México. Impulsado por el sueño de su padre y su hermana, ambos biólogos, ha realizado importantes hallazgos de nuevas especies coahuilenses de dinosaurios

Soy el maestro en ciencias Claudio Arturo de León Dávila, y tengo 40 años dedicado a la investigación de la paleontología del noreste de México, principalmente Coahuila, prestamos servicios para algunos museos importantes, y hemos contribuido con algunos hallazgos y experiencias para la paleontología en nuestro país.

Me contaba que empezó a salir a campo junto con su papá y su hermana ¿Cómo eran aquellos años? ¿Qué era lo que buscaban en específico?

Trabajé un proyecto sobre arqueología de los primeros pobladores que vivieron en Coahuila, mi padre y mi hermana eran biólogos, cuando salía a campo a tomar fotografías de arte rupestre, salía con ellos, en lo que hacía las imágenes, veían los fósiles y me enseñaban lo que eran los gasterópodos, los caracoles, los pelicipodos, las conchas y entonces los oía platicar sobre que las condiciones paleoambientales podían guardar dinosaurios mexicanos, endémicos, dinosaurios coahuilenses, y entonces les dije: “Vamos a buscarlos, encontrarlos y publicarlos”.

Empezamos a formar un equipo al que después se sumó la paleontóloga Belinda Espinosa, y vino a Coahuila el Maestro en Ciencias René Hernández, quien nos empezó a dar el contexto de los fósiles que estábamos encontrando. 

Era maestro de primaria y empezaba a trabajar en la Escuela Normal, y los sábados salíamos a investigar, pero a diferencia de lo que hace el público en general que encuentra fósiles y los pone de adorno, empezamos a mandarlos a la UNAM y a instituciones, para que nos fueran dando la información, la ficha de cada fósil y se fue conformando una de las principales colecciones de fósiles de invertebrados de nuestro estado, fue así que veíamos cómo se llamaba cada fósil y qué era, así inicia esta aventura del estudio de los dinosaurios y de los fósiles de nuestro estado.

¿Qué tan fácil era encontrar hace 40 años fósiles de dinosaurios?, ¿cómo eran en el campo los hallazgos?, ¿qué se decía en los pueblos en aquellos entonces?

Llegábamos a la tienda de Amargos y los ejidatarios, las personas, les llamaban ‘huesos de gigantes’, principalmente esos huesos eran de los mamuts. Era fascinante, cualquiera  de Coahuila te dice: “Tengo un rancho o tengo un pariente que en su rancho hay fósiles”, pero no se habían hecho estudios de cómo se llama este fósil, porqué está aquí, empezamos a ver que eran de agua dulce, salada, de aguas profundas, someras y empecé a hacer un registro de cada fósil, cada ambiente en el que vivía cada tipo de fósil, incluso en los libros de fósiles checaba la profundidad, encontraba un nautilus, un amonite, decíamos: “Aquí era agua salada”, y las condiciones de oxígeno. Nos empezamos a dar cuenta de cómo cambiaron el clima y paisaje de nuestro estado: aquí eran costas, aquí iniciaba la República Mexicana, esta región estaba a 1,500 metros sobre el nivel del mar, pero hace 72 millones de años eran las playas, ¿porqué cambió el paisaje?, ¿porqué se conservaron?, algo que me inquietaba mucho era ¿cómo fue que se fosilizaron y quedaron aquí?, cada pedacito de tortuga, cocodrilo, ¿porqué hay palmas y plantas similares a los plátanos?, vas reconstruyendo una máquina del tiempo que te describe cómo eran esos paisajes.

En las pláticas que tuvimos alguna vez, me comentaba que no había un dato duro de un hallazgo único para la ciencia en Coahuila hace algunos años, y usted le preguntaba a su papá si realmente lo iba a haber, y le contestaba que sí, pero su papá ya no llegó a ver esto, tampoco su hermana, de quien (por cierto) hay un caracol con su nombre, ¿verdad?, cuéntenos esta parte 

Teníamos un Volkswagen y nos íbamos en el vocho por el desierto, platicábamos por el camino de terracería, eran distancias muy largas, entonces los escuché, plática de biólogos, mi padre y mi hermana decían: “Debe haber nuevas especies”, entonces empecé: “Vamos a buscar esas nuevas especies”, y comenzamos a buscar qué características deberían tener para demostrar que eran diferentes, en una de esas investigaciones, como te digo, mandábamos el material a UNAM, y en una de esas la universidad nos reporta que el caracol que mandó Yolanda de León, mi hermana, no estaba registrado, que no se conocía, que era nuevo, y entonces empezamos a hacer un estudio sistemático de sitios donde  aparecía ese pequeño caracolito del tamaño de un borrador, de un lápiz y el doctor Francisco Vega Vera hace la descripción y se lo dedica a mi hermana, el caracol se llama Melanoides Yolandae. 

La especie está dedicada a Yolanda y esto nos entusiasma, como cuando metes tu primer gol en una final de que sí se puede, si encontramos un caracolito pequeño, que puede ser una nueva especie, qué tal si encontramos más adelante otro tipo de fósiles vertebrados que pudieran ser nuevas especies, y esto nos dio luz y esperanza de descubrir nuevas especies.

¿Cómo era su día a día como maestro de grupo y como una persona que investiga en el desierto?, ¿qué hacía a diario?, entiendo que llevaba a sus alumnos, o los lleva a campo. 

Cuando empezamos a hacerlo sistemático, a publicar hallazgos importantes, estaba trabajando a nivel superior, mis alumnos preguntaban, estaba dando mi clase y de repente no faltaba el alumno: “Oiga profe, platíquenos cómo encontró esto que se publicó en el periódico, o esto que vimos en las noticias, platíquenos ¿qué es y cómo lo encontró?, contagiaba una actitud científica en mis alumnos, empecé a ver que promovía interés de parte de las nuevas generaciones, y también la actitud científica que es el interés por buscar respuestas.  La ventaja que tenía el profesor Emilio de León, mi padre, es que siempre que le preguntaba: Oye, ¿qué hay detrás de ese cerro?, él me decía: ‘Ve a ver, llévate agua y camina”, y entonces yo subía al cerro y duraba 2 horas de ida y 2 de regreso. 

Cuando regresaba, me decía: ¿Qué había? , yo respondía: Otro cerro, pero jamás me contestó con un no sé, siempre la curiosidad que teníamos la impulsaba, y ese es el propósito como maestros, que nuestros alumnos, tanto cuando trabajé en primaria, en preparatoria y en licenciatura, siempre hay una respuesta, si de momento no la tienes, pero sí la hay, y esto es el principio de los descubrimientos, pienso que a esto se debe que finalmente de aquí, de este espacio, han salido 3 nuevos géneros y 3 nuevas especies de fósiles mexicanos.

¿Cómo se dio el descubrimiento del Coahuilaceratops magnacuerna?,  ¿en qué año fue?, ¿cómo era ese día?, ¿con quién andaba?

Un día vino a mi casa un compañero, buen amigo, José Flores Ventura, y él me dijo: “Encontré un cementerio de dinosaurios”, solamente se había trabajado en un sitio cerca de Saltillo, y no se había explorado más allá de los límites, de los alrededores de la ciudad, entonces lo acompañé al sitio y encontramos (ahí están, todavía), 5-6 dinosaurios. Empezamos a ver las características, para entonces ya reconocía algunos hadrosaurios, anquilosaurios, ceratópsidos, ya empezaba a reconocer más o menos de qué dinosaurios estábamos hablando, y estuvimos yendo 2 o 3 ocasiones a ese sitio, y en una de estas veces que fue precisamente un 5 de febrero del año 2002, entrábamos por un camino de terracería muy largo, era un poco arriesgado regresar por ahí en la noche y no sabíamos todavía que se podía entrar por la autopista, sino que entrábamos por una brecha y era muy larga, le digo a Ventura: “Ya no, me quiero ir porque está anocheciendo y tenemos que salir de aquí antes de que oscurezca”, él me dice: “Dame unos minutos nada más”, porque encontró unos caracoles que crecen a la izquierda, son de agua dulce, son dulcícolas y le dije: “Bueno, ándale, búscalos”, pero ya estaba oscureciendo, no había buena visibilidad, entonces veo una lomita, una pequeña loma que estaba como a unos 200 metros de distancia, camino hacia la loma y ahí encuentro Coahuilaceratops, estaba el pedazo, estaba fragmentado, me hinco y empiezo a armar los fragmentos, comienzo a armar un cuerno, un gran cuerno, considerado hoy en día como el cuerno más robusto de todos los de ese tipo de dinosaurios, de los ceratópsidos en el mundo. Ahí, hincado en la tierra, anocheciendo, armo ese gran cuerno, lo dejamos y regresamos a Saltillo, pero a la siguiente semana volvimos, empiezo a checar el material y definitivamente era, fue conmigo Fernando Cabral, un compañero del Museo del Desierto, yo estaba trabajando en el museo, y cuando lo ve dice: “Mira lo irrigados que estaban de sangre estos cuernos, son cuernos de un ceratópsido muy grande”, y resulta que como al mes viene National Geographic al Museo del Desierto en un proyecto, vienen paleontólogos de Canadá y del Royal Tyrrell de Canadá, de la Universidad de Utah, entre ellos Scott Sampson, que es uno de los principales especialistas en este tipo de dinosaurios, en ceratópsidos como el tricératops, dinosaurios con cuernos en la cara, ellos visitan el museo y tengo la oportunidad de mostrarles algo del material y desde el momento que Scott Sampson ve una parte del cuerno, dice: “Esto es algo que nunca he visto, es nuevo”, habíamos encontrado la primera especie de ceratópsidos. 

Ya se habían encontrado aquí en Coahuila el Velafrons Coahuilensis, por Martha Carolina, era el emblemático del estado, pero resulta que este dinosaurio, en el momento que lo ve Scott Sampson, dice: “Esto es nuevo, he viajado por todo el mundo, he visto ceratópsidos por todo el mundo, y esto es totalmente nuevo”, vamos al Instituto Nacional de Antropología e Historia, les da permiso de llevarse el cráneo, hacen la descripción y van a pasar 7 años, 8 años de silencio, se lleva mucho tiempo casi siempre, entonces van a pasar 7 años, yo no olvidaba que estaba en pendientes ese reporte.

Una mañana me llaman, yo era director académico en la Escuela Normal, y me llaman a la escuela, me hablan de Canadá y dicen: “¿Sabe qué?, su dinosaurio se va a dar a conocer, es un nuevo género, y es una nueva especie”, entonces tenemos una plática de cómo lo vamos a nombrar y llegamos al acuerdo de nombrarlo Coahuilacerátops mágnacuerna, el dinosaurio de cuernos en la cara de Coahuila.

Platíqueme sobre sus otros hallazgos, los que ya son públicos

Bueno, en esa ocasión que vinieron los de National Geographic, venía un paleontólogo que se llama Donald Brinkman, del Royal Tyrrell de Canadá, teníamos unos cráneos que habíamos encontrado cerca de Saltillo, de tortugas, estaban completos, entonces viene Daniel Posada que trabaja muchas tortugas, y le digo: “Vamos a buscar a este paleontólogo, vamos a la casa donde se está hospedando”, era la casa de Rosario Gómez, la coordinadora de la coordinación de Paleontología de Coahuila, y vamos y le mostramos los cráneos, yo tenía un cráneo que estaba muy completo, y ese es el primer cráneo que se reporta de esta tortuga. Lo ve Donald Brinkman y dice: “Esto es nuevo”, esto es maravilloso porque los ve y dice: “Nunca había visto nada igual”. Van al Museo del Desierto, ahí estaba Martha Carolina y ella tenía otros cráneos con características similares, entonces se juntaron como unos 10 cráneos más o menos, pero el primer cráneo, el que despertó la investigación, fue el que le llevamos esa tarde.

Y ahí Donald Brinkman empieza a revisar todo el material que tenía Martha Carolina, que tenía bastante de este tipo de tortugas, y se mete en un género de tortugas que se llamaba Euclastes, nos dice: “Es una nueva especie que se va a llamar Euclastes coahuilaensis y ahí queda la tortuga, se da a conocer, se publica como Euclastes coahuilaensis. Años después, paleontólogos de California van a Perú y encuentran un cráneo parecido, y a esta tortuga la nombran pacifiquelis, pero cuando hacen la clasificación y la descripción, Euclastes es un espacio de tortugas donde no están muy bien definidas y ahí las ponían, cuando encuentran pacifiquelis, hallan afinidad con México, con Euclastes, y la mueven al nuevo género, como nosotros somos mexicanos y la tortuga es mexicana, se la dedican a México, se va a nombrar Mexichelys coahuilensis, cambió de nombre, cuando se busca en Wikipedia Euclastes coahuilaensis, te da el link para buscar Mexichelys coahuilaensis, ese fue un fósil muy importante para nosotros como equipo de investigación, porque es una tortuga endémica de nuestro estado. Y luego ya vendrían otros hallazgos.

En este momento estamos en lo que era su laboratorio, ahora entiendo que es un museo en donde usted trae a grupos de escolares, cuéntenme ¿cómo monta este laboratorio?, y luego ¿cómo lo convierte en museo?

El espacio que teníamos era un clóset, era un espacio muy pequeño, yo fundé el Museo de Paleontología de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila, es un museo que está muy hermoso, actualmente lo dirige la paleontóloga Belinda Espinosa, y gran parte también de lo que habíamos colectado se donó al Museo del Desierto, que fue la colección inicial, pero había material que sobraba, que no tenía la importancia como para describirse, entonces lo guardaba en un pequeño laboratorio, un clóset. 

Tuve la oportunidad de  construir mi laboratorio grande, es donde checamos el material, se clasifica y lo mandamos a las universidades, seguimos buscando nuevas aportaciones de paleontología mexicana, de Coahuila, para México y para el mundo, aquí es donde se limpian, se restauran, cuando resulta que son material importante, se mandan al Museo del Desierto, al Museo de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila, a la UNAM, aprendimos a no quedarnos con el material si es importante, hay que compartir, hay que enviarlo, pero hay material que se queda aquí, me hablaban del Tec de Monterrey, me hablaban de la Universidad Autónoma del Noreste, y de escuelas primarias y de kínderes, venían los niños a ver el material, ya no cabíamos aquí, era un espacio de 5 por 5. Ahora con la pandemia, no teníamos nada que hacer y dábamos clases en línea, entonces pudimos construir un espacio más grande, y ahora se convirtió en un museo, pero como el laboratorio quedó adentro del museo, una bióloga que se llama Claudia del Tec de Monterrey, cuando trajo a sus alumnos dijo: “Vamos a ver la cueva de los dinosaurios”, porque el museo tiene mucha luz, pero el laboratorio parece una cueva, le llaman la cueva de los dinosaurios, tu sabes que los dinosaurios no vivían en cuevas, pero como está el laboratorio adentro, parece una cueva, y de ahí viene el nombre del Museo Cueva de los Dinosaurios, le puse otros nombres, como el Museo de los Esqueletos de los Dinosaurios de Coahuila, y me hablaban para pedirme pases para el Museo del Desierto, pensaban que era parte del Museo del Desierto, entonces este nombre ha funcionado para diferenciarnos, porque como trabajé en el Museo del Desierto 10 años, me siguen pidiendo cortesías, ya no puedo conseguir como antes, por eso aquí está el laboratorio, se invita al público en general a que nos visite, y que conozca de dónde han nacido parte de las nuevas especies mexicanas.

¿Tiene algún costo venir a este museo?, ¿cómo lo sostiene?, cuéntenos, las piezas que usted aquí tiene ¿cuál es el proceso de registro?

El Instituto Nacional Antropología Historia, sentimos la necesidad de registrar el material para que esté ordenado, el material de exhibición está registrado por el INAH, y lo que es el material de estudio científico, se manda directamente con los equipos que trabajamos para su estudio, gran parte de la colección está registrada por el INAH, estamos viendo la posibilidad de contactarnos con turismo para que nos pudiera promover, apoyar la difusión de este espacio.

¿Hay algún costo por venir a este museo, o donativos?

Por lo general la gente viene y pregunta que si nos sostiene alguien, que quién paga, 90% de la investigación se ha hecho con recursos propios, cuando alguna institución nos invita a hacer un trabajo de campo, lo que se investiga le pertenece a la institución, como quiera al final de cuentas lo que encontramos es importante, se dona, ya sea al Museo del Desierto, a la colección paleontológica Coahuila, a la UNAM, o al Museo de la Normal, pero la gente a veces nos da alguna propina, y lo que hacemos es que vendemos talleres, los niños vienen, pintan un fósil o arman un rompecabezas, o arman un dinosaurio, es lo que de alguna manera nos  deja alguna entrada alguna, pero es más que nada alguna manualidad, algún taller lo que hacemos, tenemos algunos llaveros, juguetitos, es lo que nos ayuda para las investigaciones, para seguir, las casetas de las autopistas están muy caras y la gasolina también, nos apoyan cuando vienen y compran, hay personas que vienen, ven y se van, y la visita dura por lo menos una hora, y hay personas que vienen y compran algo, entonces eso ya nos deja, quizás más adelante podríamos ver la manera de trabajar con alguna asociación civil, estamos iniciando con este proyecto, y ahí va.

La gente que no conoce la región sureste Coahuila, que no tiene algún acercamiento o conocimiento sobre fósiles, ¿qué es lo que puede encontrar en este espacio?

Aquí va a encontrar principalmente la historia que te estoy contando, de cómo nace la paleontología en Coahuila, la paleontología de vertebrados para México, y también la experiencia de que pueden ver el material fósil original, restos de Coahuilaceratops, no se describió la parte post craneal, o sea el cuerpo no se describió, entonces hay gente que le maravilla ver un codo, una pata de Coahuilaceratops, aquí está el material, resguardado. También hay fascinación cuando ven material original de los fósiles, tenemos réplicas muy interesantes que me pasan paleoartistas, que me han aportado, donado, o me han ayudado a irme haciendo de réplicas muy interesantes, réplicas científicas, paleontólogos que vienen dicen que hay un equilibrio entre el material que es réplica y el material original, es lo que le da belleza a la exhibición. No sé a ti qué te parezca.

Es muy interesante, es como un pequeño extracto del Museo del Desierto, y está todo muy bien explicado, le hago esta pregunta porque alguna vez Scott Sampson declaró para Reuters: “Si tu vas a Coahuila y avientas una piedra, donde caiga hay un dinosaurio”, aquí en la región sureste a lo mejor estamos muy habituados a lo que es un hallazgo fósil, pero en otras regiones no, no tienen idea, hasta se maravillan. Otra cosa que me gustaría saber, usted es un artista nato: toca la guitarra, cuando estuvimos en el lugar donde encontró el Coahuilaceratops, dibujó uno, también escribe, tengo aquí enfrente su libro Coahuilasaurios: Dinosaurios de Coahuila, México, tardó más de 10 años en su elaboración, cuénteme de este libro, el proceso, la publicación.

Cuando tuve la oportunidad de trabajar en el Museo del Desierto, venían paleontólogos alemanes, franceses, de Canadá, de Estados Unidos, a muchos de ellos los invitaba a mi pequeño laboratorio, venían y me ayudaban a hacer la ficha técnica del material, y me explicaban, empecé a aprender mucha paleontología, pero la aprendí de puras ligas mayores. En unos días más voy a tener una videollamada con Coria, que es un paleontólogo sumamente famoso de Argentina. He tenido la oportunidad de trabajar con paleontólogos muy reconocidos, fueron mis maestros en este tema, de tal manera que empecé a tomar nota y a narrar también algunas anécdotas de cómo se iba apareciendo el material de las tortugas, de los cocodrilos, de las plantas, de los dinosaurios, hice una especie de catálogo, en mi libro viene todo lo que hay, si alguien lo lee tendría información de todo lo que es la paleontología de nuestro estado.

Fueron 10 años escribiéndolo, después se llevó unos 5 años, o 4 años en tocar puertas a ver quién lo publicaba, fue revisado como por 5 biólogos y 3 paleontólogos y la mayor parte de las correcciones eran más de redacción o de ortografía, que de contenido, porque hemos ido adquiriendo mucha experiencia en el trabajo con los dinosaurios. Ahí está la historia del libro, de cómo se fue conformando, y es un buen libro, se llama Coahuilasaurios: Dinosaurios de Coahuila, México.

Lo acaba de imprimir, lo imprimió por su cuenta y lo está vendiendo en algunos lugares, ¿verdad? 

Lo publicó la Benemérita Escuela Normal de Coahuila y el Museo del Desierto, la normal prestó los talleres y el Museo del Desierto nos avala por el contenido del libro y ahí se hizo la presentación, el libro estuvo a la venta en el museo y se agotó, ya estamos pensando en actualizarlo, porque la paleontología va cambiando muy rápido, de repente tienes que el Tiranosaurio Rex medía 15 metros, y luego que 14, y luego que 13, lo mismo que el Spinosaurus, que tenía la aleta redonda, luego que era cuadrada, luego que era alargada, hay bastante información que hay que actualizar, estoy muy contento con el libro, me gusta y creo que ha sido de provecho para biólogos y paleontólogos.

Cuando llegué a su museo me di cuenta que tiene unas réplicas de huellas de dinosaurio a la entrada y sobre la calle, ¿cuándo las puso?, ¿cómo se le ocurrió? 

Cuando se hizo el museo, se hizo el registro en la calle, levantaron la banqueta y pusieron cemento fresco, le dije a las personas que estaban trabajando: “déjenmelo así nomás”, me puse a hacer las huellas, ahí hay una explicación, manejo una fórmula de ángulo de paso, ángulo de zancada en los dinosaurios, cuando hay público que le interesa realmente el tema de los dinosaurios, le explico cómo se saca el ángulo isósceles cuando es el de paso, entre pie derecho y pie izquierdo, pata derecha y pata izquierda, hay otro cuando es de zancada, es derecho-derecho, con esas huellas que están pintadas o marcadas, explicamos cómo se puede sacar el tamaño de un dinosaurio de acuerdo a sus huellas, es un detallito que tú notaste que no cualquiera se fija, también hay 2 huellas de Velociraptor, y 2 de Tiranosaurio, con esas huellas explicamos la fórmula de Baker de cómo calcular más o menos el tamaño de un dinosaurio.

Hay una generación de paleontólogos y de gente que busca dinosaurios de manera aficionada, sobre todo en los 90s en los 2000, ¿cree que ahora hay una nueva generación o no la hay?, ¿qué viene a futuro para para esta ciencia?

Me quedo pensando porque cuando llevaba mis primeros grupos de estudiantes al Museo del Desierto, me hablaban los de seguridad: “Oye, mira se treparon al techo, oye mira se andan metiendo con los lobos, los osos, oye, mira…”, tenía que regañarlos, y las últimas veces que llevé grupos los andaba buscando y estaban todos sentados, cansados en el hall del museo, les decía: “Oigan, ¿ya vieron?”, respondían: “No, estamos cansados”, siento que las tecnologías nuevas han hecho que los muchachos pierdan esa… no quiero generalizar, pero te cuento esta experiencia, los que llevaba hace 10 años era ¿a dónde están?, y andaban metidos en todas partes, en el laboratorio, y ahora no querían caminar, sin embargo, hay algunos que se han metido, aprovechando los PDF que hay en Internet, y en una ocasión trajeron un jovencito de 15 años que le gustan mucho los dinosaurios, y empezó a ayudarme a limpiar fósiles, a pegar, me empezó a ayudar a clasificar, en una ocasión tenía que revisar exámenes y y le saqué un material que tenía de un dinosaurio, pensaba que era algo que ya estaba clasificado, que ya estaba estudiado, me voy a revisar exámenes, me tardo como una hora y media, regreso y me dice: “Lo que tiene aquí es un dinosaurio nuevo”, me empiezo a fijar y no me había percatado de ciertas características, ahí está la posibilidad de tener otro candidato.

He tenido contacto con muchachos de preparatorias, que me piden asesoría, me llama la atención que hay uno de Puebla, que juntó a paleontólogos y nos hizo una videollamada, y todos participamos, todos opinamos, estas son otras modalidades, otras oportunidades nuevas, porque a través de Zoom contactan. Hay otros jóvenes de Baja California que están estudiando dinosaurios y llaman para preguntar, es otra cosa nueva, son estudiantes nuevos que están usando la tecnología para aprender, juntan a varios paleontólogos y se hace el foro de discusión, de plática, yo propongo que aquí en Coahuila había pantanos, porque he encontrado evidencia, y otro dice que no había pantanos y entonces discutimos, cada uno da sus razones, son parte de las nuevas generaciones, quizá en esta época de los 80s-90s estábamos en el tiempo correcto, en el lugar correcto para descubrir nuestros dinosaurios.

Había un debate, decían algunos: “Es que ellos no estudiaron ciencias”, cuéntenos, usted es maestro normalista, ¿cuándo se recibe de la Maestría en Ciencias?

Estudié primero para profesor de primaria, salí de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila, luego hice una licenciatura en Ciencias Sociales, manejo en la licenciatura principalmente antropología, me fui a nivel maestría con materias afines a la antropología, muchos años di clases, más que nada de antropología cultural. Estaba haciendo un libro de arqueología regional, cuando empiezo a tener más contacto con los biólogos, que eran mi padre y mi hermana, pero sucedió algo muy interesante: estudiaba en la misma escuela que mi papá daba clases de biología, yo salía temprano y me metía a su salón a esperarlo, para regresar a casa con él, escuchaba toda la clase, a lo mejor sus alumnos estaban distraídos, pero yo ponía toda la atención y oía la clase de mi papá de biología. 

Cuando escribo el libro de paleontología, solamente tuve que pedir asesoría en la cuestión de las eras geológicas que me lo explicó brillantemente un paleontólogo muy conocido del INAH,  era en lo que tenía confusión, pero manejaba taxones, clasificación de seres vivos, no sabía por qué sabía tanta biología, incluso el Día del Biólogo me felicitaron, no soy biólogo, pero mi formación científica es más que nada, como decías tú hace ratito: las ciencias son las ciencias, el método científico es el método científico, la observación es la observación.

Mis maestros fueron, principalmente, paleontólogos, por eso no digo que soy paleontólogo, digo que soy maestro en ciencias, porque no soy paleontólogo de carrera, pero si puedo decirte que sé más de paleontología de dinosaurios, de vertebrados, que el público en general.

En este espacio en el que estamos, y en el museo también, vemos muchos sombreros, gorras, mochilas, hago esta esta pregunta porque la gente que nos escucha (nos pasó el año pasado), no conoce el desierto, el año pasado fuimos a Xalapa, Veracruz que es una zona montañosa, húmeda y nos decían eso: ¿Cómo es el desierto?, ¿cómo es una salida a campo?, ¿a qué ahora se levanta?, ¿qué es lo que se lleva? ¿cómo se va equipado al desierto?

Te puedo decir cómo duele cada espina, tu dime qué cactus y yo te digo cómo duele, porque me he espinado con todas las espinas del desierto. Mis primeros años, cuando salíamos hace 40 años, salía en short, calcetines, tenis Converse y playera, entonces volvía guinda de color de la asoleada, no sé cómo no me enfermé, las espinas me entraban por el Converse hasta el tuétano, y en short, pues imagínate, pero trabajamos para el municipio de Ramos Arizpe que son lugares más abiertos, más llanos, no hay tanta espina, es más desierto, más árido. Cuando empezamos a trabajar en el municipio de General Cepeda, entonces sí hay que cambiar a bota, y empecé a usar unas botas que me regalaron, industriales, actualmente uso botas especiales, impenetrables a las espinas, vamos, botas militares de las que usan los marines de Estados Unidos. 

Fuimos cambiando, ahora ya utilizamos martillos de geólogo, y sobre todo la hidratación, cuidarte de la insolación, tienes que proteger tu cuello, cuando veo algún programa de que caminan el desierto sin sombrero, digo ¿cómo?, eso no puedes hacer, sin sombrero no puedes salir, de lo que sea el sombrero, pero tienes que llevar un sombrero, cubrirte el cuello, los brazos, usar bloqueador, puedes usar manga larga, tienes que usar principalmente pantalón de mezclilla grueso, una vez me enterré una espina como de maguey en una arteria, me atravesó la arteria, la herida fue muy peligrosa, y mi pierna se entumeció.

El caminar en el desierto tiene su…presumo de que tengo un GPS de abeja: puedo irme por el desierto, subir, bajar, dar la vuelta, meterme en un arroyo, subir una loma y regreso al punto de partida, tengo un buen sentido de orientación, de tal manera que a veces la gente que va conmigo dice: “es por allá”, o se pierden, les digo: “estoy seguro de que es por acá”. El desierto es mi amigo y lo conozco, nos llevamos bien, la cuestión de respetar, nunca dejamos nada de basura, ni el más mínimo papelito, cuidamos el medio ambiente, eso también lo aprendí de los biólogos, el respeto por la tarántula, el chapulín, el camaleón y hasta de la víbora, en el caso de que todavía haya.