KIKIRINO
Ángela María Camacho Mayorquín
Ilustradora: Ana Fabiola Medina

Escucha este cuento en voz de su autora:
1
Fue el último huevo en romper de la camada, nació cuando ya todas las demás gallinas decían en voz baja que era un huevo huero, que ahí no había nada. Pero mamá Pinta insistía en calentarlo y canturrearle dulcemente. Finalmente ¡Rompió el huevo! … Y ahí estaba: ¡Un gallito entre cuatro gallinitas!
2
En lugar de tener un pico puntiagudo, lo tenía redondo; su andar era lento y sus diminutos ojos, alargados como semillas de ajonjolí, se abrían para observar al mundo. Sorprendía al que veía sin importar si era gallo, gallina o pato, vaca, cochi o gato. Se iba corriendo mientras levantaba un ala para saludarlos o abrazarlos. ¡Jamás nadie en el rancho había hecho eso! ¡Así, sólo porque si!
3
Cuando tuvo edad de ser despertador no pudo cantar por más que lo intentó. Su padre, el Gallo Matías se esforzaba por enseñarle, pero pasaban los meses y no cantaba ¡Nada de nada! Fue la gallina Aurora quien le dio lecciones y ejercicios y le mostró el canto de las otras aves. Un día, después de muchos días de lecciones, el gallito cantó para todo el rancho: ¡Ki-ki-ri-no! ¡Ki-ki-ri-no! ¡Ki-ki-ri-no!
4
Pero… lo hizo un cuarto de hora antes de la hora y cinco minutos después, pero estaba bien, así avisaba que ya venía la hora de levantarse y ¡daba la opción de los cinco minutos más! Kikirino se sentía amado y era cierto ¡Todos lo amaban!
5
Era tan necesario en medio del trajín del día recibir uno de sus plumíferos abrazos: ¡Así, sólo porque si! Y cuando lo hacía, los enojos se alejaban con el viento, el pesar se volvía alegría y la paz bañaba los corazones.